Anento es un pequeño municipio ubicado al sur de la provincia de Zaragoza, en la comarca natural del Campo de Romanos. Es un pueblo de postal que se ha ido restaurando poco a poco durante los últimos treinta años, hasta que ha sido catalogado como uno de los más bonitos de España.

Su entorno natural es rico y variado, lo constituyen lugares como el paraje del Recuenco y el verde valle creado por el manantial Aguallueve, cuyas aguas puras y cristalinas se utilizan para regar las huertas y los campos de la zona. Su patrimonio lo conforman monumentos de gran interés turístico como la iglesia de San Blas, la ermita de Santa Bárbara, el castillo de Anento o el torreón celtíbero… visitarlo es todo un privilegio.
El Aguallueve es un manantial natural que cae ininterrumpidamente en forma de gotas de agua, componiendo un espectacular relieve con paredes de piedra y musgo, y grutas escondidas en su interior. Con el paso del tiempo, la humedad ha creado un microclima, que ha favorecido un paisaje rico en juncos, helechos y mentas, opuesto al de los ecosistemas que se encuentran unos metros más arriba.
La ruta del Aguallueve es de unos tres kilómetros, está muy bien señalizada, parte de la plaza del pueblo, en la que se encuentra la Oficina de Turismo y termina en la iglesia de San Blas, que da inicio al casco antiguo de Anento. Se trata de una construcción románica del siglo XIII. En su interior, además de sus pinturas murales, se halla su retablo mayor del siglo XV: El retablo de San Blas de la Virgen de la Misericordia y de Santo Tomás Becket, posiblemente, el retablo gótico, de más tamaño y mejor conservado de lo que fue la antigua Corona de Aragón.
El castillo de Anento es una construcción defensiva militar levantada en el siglo XIV, sirvió de resistencia contra los soldados castellanos de Pedro el Cruel, en las batallas de los años 1360 y 1361. En la actualidad, solo sigue en pie la muralla principal de unos treinta metros de longitud, dos torres gemelas, y restos de una tercera. En Anento encontramos dos restaurantes: El Horno, situado en el antiguo horno del pueblo y Los Esquiladores, que es también hostal. Ambos ofrecen comida casera, menú entre semana y de fin de semana. Chema Churruca, propietario actual de Los Esquiladores, nos aconseja degustar el plato estrella del restaurante: Cachopo de cecina y queso de cabra, y para terminar con el dulce, un postre típico de la zona, el melocotón asado.

Para descansar, puede hacer noche en el hostal, disponen de cuatro dormitorios dignos de un hotel cuatro estrellas, decorados al detalle, de casi treinta metros cuadrados cada uno e incluso tienen un jacuzzi. Además, en Anento también cuentan con un albergue y tres casas rurales: El Capricho de Rosa, Fina y El Refugio de Sol.

El trato familiar y el entorno tan acogedor, aseguran una estancia memorable en cualquiera de sus alojamientos. La gastronomía de la localidad está influenciada por la tradición de su entorno. La agricultura es uno de los pilares de su economía y entre las plantaciones más comunes se encuentran las cerezas, los frutos secos como las almendras o las nueces y los cultivos de cereales, muy propicios para la elaboración del pan y de los postres típicos.
Durante las fiestas de San Blas y Santa Águeda, celebradas en febrero, es tradición elaborar en el horno del pueblo dulces como madalenas, mantecados, mostachones, tortos, escaldadas o rosquillas de anís.